Con el cambio de siglo la publicidad aumentó paulatinamente. Su principal objetivo era conseguir que el consumidor llegara a conocer su existencia y con este fin se crearon eslóganes tales como: "Beba Coca-Cola. Deliciosa. Refrescante". Esta publicidad inicial aparecía en los objetos más variopintos tales como cortaplumas, señaladores de libros, relojes de pared o lámparas de cristal.
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